
El invierno en Menorca tiene un encanto particular. Las temperaturas suaves y la tranquilidad que reina en la isla la convierten en el escenario perfecto para explorar rincones que, en verano, suelen estar más concurridos. Hace unos días, nos aventuramos a Cala Sant Esteve, una pequeña bahía cargada de historia y belleza natural.
Una bienvenida serena
A medida que bajábamos por el estrecho camino que lleva a Cala Sant Esteve, el paisaje nos iba regalando destellos del mar. Sus aguas tranquilas, incluso en invierno, tienen ese azul profundo que parece invitarte a detenerte y simplemente contemplar. Aparcamos el coche y, desde allí, caminamos hacia el puerto natural, rodeado de casitas blancas que, aunque cerradas por la temporada baja, guardan un aire acogedor.



Se llega fácilmente desde Mahón (15 minutos en coche), siguiendo las indicaciones al Fuerte de Marlborough. Hay un parking y, desde allí, una caminata corta y bonita hasta la estrechísima cala.
Historia entre las olas
Cala Sant Esteve no es solo una cala más, sino que está profundamente conectada con la historia de Menorca. Desde donde estábamos, podíamos ver las imponentes ruinas del Castillo de Sant Felip, una antigua fortaleza que jugó un papel crucial en las disputas entre británicos, franceses y españoles por el control de la isla. Aunque no subimos hasta allí esta vez, ya que será tema de otro artículo de nuestro blog.



Más tarde, paseando, encontramos un pequeño muelle donde los pescadores locales atracan sus barcas y los patos nadan a sus anchas. La bahía ha sido un refugio natural durante siglos, y resulta fácil imaginar cómo los barcos de guerra y comercio se guarecían aquí en tiempos pasados.
Cala Sant Esteve: un paseo perfecto para el invierno
Si visitas Cala Sant Esteve en invierno, te recomiendo llevar calzado cómodo para caminar. Desde la cala parte un sendero que lleva al Fuerte Marlborough, una estructura militar construida por los británicos en el siglo XVIII. Aunque el fuerte estaba cerrado el día de nuestra visita, el paseo hasta allí merece la pena por las vistas al mar y el ambiente tranquilo. durante la caminata, también se puede ver, del otro lado de la costa, el faro de Mahón y llegar fácilmente hasta la Torre d’en Penjat.



El sendero es fácil de recorrer, incluso con niños, y está rodeado de vegetación típica menorquina. Nos detuvimos en varios puntos para admirar el paisaje y hacer fotos, mientras los niños seguían sus propias aventuras, buscando “tesoros” escondidos entre las rocas y los arbustos.
Visitar Cala Sant Esteve
Si estás buscando un rincón de Menorca donde naturaleza e historia se den la mano, Cala Sant Esteve es el lugar perfecto. No importa si la visitas en pleno verano o en los meses más fríos: siempre tiene algo que ofrecer. Desde sus aguas cristalinas y sus paisajes hasta su conexión con la fascinante historia de la isla, esta pequeña bahía es un destino que no puedes dejar de incluir en tu lista.
Y tú, ¿ya has visitado Cala Sant Esteve? Déjate llevar por su encanto y descubre todo lo que tiene para ofrecer.
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