
Una escapada en pareja puede ser mucho más que una noche en un hotel de lujo o una tarde en un spa. Sí que somos románticos, sí que estamos a favor del amor, pero queremos salir de los lugares comunes. ¡Vamos! que eso ya no emociona a nadie o, en todo caso, está a la vuelta de la esquina de cualquier ciudad en la que vivimos.
Sí que somos románticos, sí que estamos a favor del amor, pero queremos salir de los lugares comunes. Por eso lo primero y más difícil es decidir el destino, un destino que nos ofrezca todo lo necesario para pasar unos días inolvidables. Nosotros lo tenemos claro: ¡Menorca!
Tanto si hemos de coger un avión, como si somos de por aquí, Menorca tiene un mar de posibilidades, en la época del año que sea y para todos los gustos y colores. ¿Qué hay más romántico que una pequeña isla en el medio del Mediterráneo? Lo mejor: mil opciones fuera de las clásicas, pero sin prescindir del todo de ellas.
1. Tres escapadas en pareja por Menorca
Evitando las propuestas clasiconas y desgastadas, pero sin privarnos del todo de sus encantos, haremos planes para parejas un poco desparejas:
Salir juntos a la aventura
Una escapada en pareja ideal para los meses de primavera en la isla, cuando se puede disfrutar sin tanta gente y sin las temperaturas extremas de la época estival.
Haremos base en Ciutadella, la antigua capital de Menorca, donde hay muchísimas opciones de alojamiento y para todos los gustos. Nosotros dejamos aquí uno que, además de confortable y bonito, está en el corazón de la ciudad y recoge mucho de su larga y apasionante historia.
Por la noche es indispensable caminar por el casco antiguo hasta llegar al puerto, ver puestos de artesanías y comer a luz de la luna, con las barcas meciéndose en el agua como telón de fondo.
Durante el día, las opciones son interminables, pero nos ceñimos a lo prometido:
- Lithica: Menorca está hecha de piedra, más precisamente de marés, y la piedra se saca de canteras, que, agotadas, suelen abandonarse. Quizás esto no te parezca una novedad, pero Pedreres de S’Hostal, su verdadero nombre, es un lugar de ensueño gracias a que en 1994 algunas personas (“Los locos de las piedras” los llamaban) decidieron rescatarlo del olvido. Este lugar laberíntico evoca misterio desde donde se mire y es ideal para recorrerlo en pareja, cuando no hace tanto calor. Si con esto no hemos sido del todo convincentes, aquí podéis asomar a Lithica y su majestuosidad.
- Trekking al Monte Toro: durante las escapadas en pareja, solemos comer de más, ¿no? Pues, ¿Qué mejor que una caminata juntos, hasta la cima más alta de Menorca, desde donde ver prácticamente toda la isla, para contrarrestar el exceso calórico? Menorca no es muy alta: 358 metros de altura bastan para alcanzar su cénit. Sin embargo, desde allí, se puede divisar hasta la vecina mayor de las baleares: la isla de Mallorca. Al llegar, nos reciben un Cristo redentor imponente, a los pies del cual está el Santuario de la Virgen del Monte Toro (de cuya leyenda no haremos spoiler, pero sí diremos que vale la pena entrar y leer al respecto). Hay también una tienda de recuerdos y un restaurante nada caro ni lujoso, pero con cuyas vistas el romanticismo está garantizado.
- Buceo: es una experiencia realmente única, sobre todo si es la primera vez que la realizamos. Compartirla en pareja es crear un recuerdo imborrable de una experiencia extraordinaria. En la zona de Ciudadela hay varias escuelas que cuentan con los equipos y el personal adecuado y lo mejor es que fuera del verano, los precios son bastante asequibles.
De yapa: El mejor atardecer en Ciutadella
Una escapada en pareja no puede jactarse de serlo, sin un atardecer en su catálogo. Hay un sitio al que podemos llegar caminando desde Ciudadela para ver una puesta de sol única en el mundo: Pont d’en Gil. Este emblemático puente de piedra natural que parece flotar en el agua, es un enclave en el que y del que enamorarse.
Cuando el verano se asoma al calendario, una escapada en pareja se convierte en imperativo. Salir de la ciudad, de la cotidianeidad con nuestro enamorado y emprender una aventura que, no por corta, será menos divertida.

2. Explorar en pareja la costa norte de Menorca
Para salir de los convencionalismos en época estival, nos escapamos en pareja hacia el norte de la isla, donde hay menos gente, la fisonomía del paisaje es única y podemos llegar a encontrar calas desiertas donde incluso bañarnos juntos como Dios nos trajo al mundo.
Podemos elegir Fornells o Playas de Fornells como puerto base para dormir. Estas poblaciones recuerdan a las islas griegas por sus construcciones blancas que contrastan con el azul profundo del mar y del cielo. Desde allí, tenemos planes únicos para compartir:
- Camí de Cavalls: este sendero histórico recorre toda la periferia de Menorca y es ideal para andar un tramo juntos, aunque su origen medieval es mucho menos romántico, ya que su función era defensiva. Tiene 185 kms. divididos en 20 etapas y sea cual sea la elegida, será una fiesta para los sentidos. Una posibilidad que lo vuelve aún más mágico si cabe, es hacerlo montados a caballo.
- Alquilar un barco: desde Fornells se pueden alquilar muchos tipos de embarcaciones y salir al mar a buscar rincones únicos y solitarios a los que no se puede llegar de otra manera. Es una experiencia única porque podemos disfrutar de calas desiertas, hacer snórkel, meternos en cuevas con tablas de paddle surf o por qué no, quedarnos a bordo con una copa de Cava, la música de las olas y un escenario paradisíaco.
- Ver un atardecer en Playa de Cavallería: esta es una experiencia mítica en Menorca, podríamos decir, un clásico. Y aquí no compartir con cientos de otras parejas de enamorados, será imposible, pero no por ello será menos disfrutable. El sol se pone por el norte de la isla y en esta gran playa de arena roja, ver al astro mayor sumergirse en el mar es, algo inolvidable. La experiencia será perfecta si llevamos todos los víveres. ¡Sin tapujos, que aquí la gente llega prácticamente de acampada!
3. Escapada en pareja por los pueblos del interior
En este caso elegimos dormir en Mahón y planearlo para el otoño, cuando un manto de nostalgia nos cae sobre el espíritu. El clima sigue siendo agradable y alguna lluvia repentina, incluso potencia una atmósfera de ensueño.
El puerto de la capital menorquina es enorme (alrededor de 5 kilómetros de extensión) y está colmado de lugares idílicos dónde cenar frente al mar, brindar por el futuro juntos y escapar de la rutina. Al día siguiente, coger un coche e irnos a recorrer el corazón verde de la isla, parando en sus pequeños y encantadores pueblos blancos:
- Alaior: entre las calles serpenteantes y empedradas de este pueblo, hay tesoros y secretos que vale la pena descubrir: iglesias, refugios, conventos y unos alrededores rurales idílicos. Desde ya, en los tramos de ruta, vale la pena parar en alguna granja para llevarnos un queso de Mahón o una sobrasada, pero de estas delicias hablaremos en otras entradas.
- Es Mercadal: siguiendo la ruta, llegamos, en nada más que 7 kilómetros, desde Alaior a Es Mercadal (otra ventaja de escaparse a Menorca es que las distancias son muy cortas). El origen de este pueblo se remonta al siglo XIII y está a los pies del Monte Toro, el punto más alto de Menorca, del que hablábamos en la Parte I. Es un lugar ideal para perderse entre sus callejuelas y, ya que estamos a mitad de camino, probar uno de los platos más tradicionales: la caldereta de langosta. Aquí está Es Molí d’es Racó, un antiguo molino transformado en restaurante, que sirve platos bien caseros y es todo un clásico de Menorca.
- Ferreríes: el tercer pueblo ubicado en la carretera principal que une Mahón con Ciutadella, atravesando el corazón de Menorca, es Ferreríes; un pueblo que conjuga pasado y presente, rodeado de sierras desde las que admirarlo, mosaico de infinitos blancos. Campos sembrados de trigo, de animales, de postales que invitan a la nostalgia, es un motivo más para escapar en pareja y disfrutar sin prisas.
Para despedirnos
Seamos clásicos románticos empedernidos o enamorados rebeldes anti cupido, en Menorca encontraremos nuestra escapada en pareja a medida, donde olvidar por un rato de la rutina y soñar despiertos, ¡un amor de por vida!
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